Podría decirse que la mayoría de nosotros nos sentimos normales, pero ¿porque? Que es lo que nos hace normales o anormales sino nosotros mismos. Este término nos ha llevado a muchas confusiones con algunas consecuencias no tan divertidas, pero algunos hemos sacado provecho de esas consecuencias y hemos intentado analizar el accionar de las personas desde un lugar en donde la normalidad simplemente o no existe o, en contrario, cuenta con tantos grados como personas en el mundo. Vamos a analizar las dos hipótesis planteadas sobre este concepto tan sujeto a opinión y a confusiones. Empecemos por la primera. Que posibilidades existen de que hoy en día este concepto no deba ser utilizado, porque hay tantas formas de vivir y tantas personas distintas unas de otras que este concepto parece no encajar en nuestro día a día. En caso de estar en desacuerdo con esto, estaríamos entonces en posición de pedir que alguien nos explique o por lo menos defina cual realmente el sentido de esta palabra. Pero bueno como todos sabemos esto es imposible. Ahora como no contamos con nadie que sea el dueño de la verdad y menos de nuestras mentes, es que debemos nosotros mismos buscar un lugar a esta palabra. Va a ser un poco difícil si tenemos en cuenta que todos tenemos distintas formas de pensar y distintas prioridades, pero de igual manera queda planteado. Hay que tener en cuenta que para que algo sea considerado como anormal, debería tener características que lo separen de las otras y a su ves estas otras deberían tener las suficientes características en común para considerarse las correctas y por lo tanto normales, ¿no? Pasemos a la segunda hipótesis. En caso de este concepto sea aplicable a nuestra realidad, parecería que debería tener bastantes grados, porque es una realidad en la que no todos tenemos las mismas costumbres y no pensamos ni entendemos de la misma forma, entonces, o somos todos anormales o graduamos la normalidad. Esto es muy simple de entender, las personas pensamos y actuamos diferentemente unas de otras aunque generalmente siempre hay alguien con el que compartamos costumbres y formas de pensar, por ende debería haber distintos grados de normalidad, uno para los judíos, otros para los católicos, otro para los ateos. etc. etc. Para aplicar este concepto deberíamos adaptarle tantos grados como grupos de personas que vivan y piensen de la misma forma. Solo de esa forma lo adaptaríamos a las distintas realidades y entonces lo podríamos aplicar, seria desordenado es verdad, pero somos desordenados en tantas cosas que nos adaptaríamos a esto también. Aun así queda una tercera opción, como no podría ser de otra forma, y es que simplemente te resbale y nos busques sentirte normal y más aun no pretendas aplicar tu concepto de normalidad a la forma en la que las demás personas deciden vivir o disfrutar de su vida. Sin duda esta es la más difícil. Es la mas difícil porque las personas tenemos la mala costumbre de creer que lo que nosotros elegimos hacer o no, siempre es lo correcto y queremos que los demás tengan la misma postura. Es aquí donde surge el problema, porque el verdadero problema no es ser normal o no, sino que el problema está en la tolerancia que nos hace falta para entender las opciones de las demás personas. Intenten solo un segundo entender porque las personas muchas veces pensamos diferente y actuamos de maneras en las que no todos pensamos que es la correcta y entenderán porque este concepto no tiene cabida. El problema no es ser o no ser normal, porque las personas nos volvemos normales en el momento en el que aceptamos que somos diferentes. Ya se que estoy re loco… es lo que me hace feliz :)
Loco, si hay algo que falta en el mundo es locura. Locura de la buena. Te vi en tusecreto, seguí así. Saludos desde Argentina. Un abrazo. Te invito a pasarte por mi blog. ;D
ResponderEliminarjaja si este parece especialmente escrito para tusecreto :P
ResponderEliminaresta muy copado y es verdad hace falta mas gente loca en este mundo