agosto 05, 2010

Amor.

El amor es uno de los únicos sentimientos, juntos con el miedo, que logra paralizarnos. Muy pocos logran poner en palabras lo que sienten cuando en una relación empieza a sentirse que llega el amor, nos sentimos alegres, extrovertidos, nos sonrojamos, nos ponemos “tontos”. Pero nunca llegamos a explicar lo que sentimos porque la verdad es que pudimos crear la palabra, pero no pudimos crear un concepto que sea un cien por ciento claro y preciso y que al explicarlo sintamos que realmente estamos expresando lo que sentimos.

¿Pero que es realmente el amor? ¿Qué es lo que nos hace sentir que amamos realmente a alguien y no lo que representa, esa persona, para nosotros

Esto es muy difícil de saber porque cuando estamos enamorados, nos ponemos “tontos” y este estado no nos permite diferenciar muy bien si lo que sentimos es realmente amor por esa persona, o amor por lo que esa persona representa para nosotros.

Es obvio que para poder tomar en cuenta y lograr entender las diferencias entre un sentimiento y el otro, naturalmente debemos estar enamorados o haberlo estado en un pasado no muy lejano porque sino no contaríamos con las herramientas correctas para poder entender esas diferencias y que provoca en nosotros ese sentimiento.

Cuando estamos enamorados, en principio, sentimos que por más que podamos vivir sin “el afortunado” la vida no seria tan linda como lo es en ese momento y la pregunta naturalmente seria ¿Por qué no seria igual?

Si la respuesta a esa pregunta se basa en que nos sentiríamos solos ya que esa persona nos hace sentir acompañados, amados y cuidados, como naturalmente nos sentimos cuando estamos en pareja. Si la respuesta dice que nos sentiríamos perdidos o sin sentido, sin ganas o algún otro sentimiento de ese estilo que utilizamos para describir nuestro estado cuando terminamos una relación. Si en la formulación de esa respuesta, que antes de expresarla en vos alta nos la respondemos a nosotros, no contemplamos ni en un momento que seria de esa persona por la cual el amor es reciproco, entonces el sentimiento que tenemos por esa persona no es realmente amor, sino que sentimos amor por lo que esa persona nos brinda, o en definitiva, lo que ella representa para nosotros.

El amor generalmente nos ubica en una de las situaciones, al igual que la amistad, en la que aprendemos que no solo es nuestra realidad la que importa. Logra que nos dejemos un poco de lado a nosotros mismos, logra que cambiemos nuestras prioridades, no hace menos egoístas, porque ya no somos solo nosotros, ahora somos dos. Y es aquí donde se marca la diferencia de un sentimiento con el otro.

Cuando nos sentimos bien con compartirnos con alguien y empezamos a ser dos, ese momento es en el que llegan las verdaderas pruebas de que es amor lo que sentimos. Cuando tomamos decisiones pensando no solo en nuestro destino o en lo que queremos para el futuro, sino que ahora pensamos que es lo que queremos para nosotros. Porque somos dos y a la vez somos uno.

Cuando las respuestas cambien porque ya no podemos ni siquiera pensarlas sin introducir los sentimientos de esa otra persona que forma parte íntegramente de nosotros, cuando aplicamos las hipotéticas consecuencias de nuestras decisiones también a la vida de esa persona. Cuando se logra eso es que sabemos que estamos enamorados.

Si logramos eso, es porque somos dos y a la vez somos uno.

agosto 01, 2010

La vejez está perdida.

Las personas compartimos, en términos generales, el defecto de ser reacios a los cambios y esto es más acentuado en una sociedad como la nuestra porque tenemos un porcentaje alto de personas “mayores”.
En realidad todos, en cierto punto, no logramos sentirnos totalmente cómodos cuando vemos que las generaciones posteriores, a la nuestra, se “maneja con otros códigos” y siempre concluimos que antes los chicos éramos mas inocentes, buenos, estudiosos, etc.
Este es un problema, más que nada, de entendimiento y viene de la mano de la poca tolerancia a la evolución de la sociedad.
Es aquí, en la evolución de la sociedad, donde esta “el problema”. Los jóvenes ya no somos los mismos de antes y ni hablar de los adolescentes que son los que han cambiado en forma radical su forma de “manejarse”.
La “tercera edad” se ha encargado de repetirnos mil veces que “la juventud esta perdida”. Ahora, pregunto: la juventud ¿esta perdida o esta cambiada?
Los jóvenes hemos tenido y tenemos, hoy por hoy, muchas más actividades que realizar. Se ha dejado de lado la concepción antigua de empezar a trabajar tempranamente, estudiar ya es posible en casi todos los sectores sociales y la variedad y creación de carreras se ha acrecentado bastante. Las mujeres ya no nacen únicamente para criar hijos y atender a sus maridos. Participamos, tanto hombres como mujeres, activamente en la política y tenemos (algo que ellos nunca tuvieron) que es la posibilidad de opinar, lo que obviamente nos hace trasgresores.
En base a que la sociedad ha cambiado y que los jóvenes hemos sido los que seguimos esos cambios, hemos abierto nuestras mentes y hemos evolucionado junto con ella. Salir todos los fines de semana es costumbre, escuchar todo tipo de música es costumbre, poder elegir se ha hecho costumbre, tener un amigo/a o conocido gay es algo normal y que su familia lo acepte es muy bien visto.
Entonces, si los jóvenes hemos sido los que acompañamos la evolución de la sociedad y nos hemos adaptado casi perfectamente a los cambios, ¿Por qué somos nosotros los que estamos perdidos y no la vejez? … si, en realidad, son ellos los que no aceptan los cambios.
Es verdad que los jóvenes muchas veces no somos realmente concientes de las decisiones que tomamos y tampoco medimos las consecuencias que estas acarrean. Es verdad que muchos somos inmaduros y a veces poco responsables.
Pero es de esos errores que se aprende y se crece.

El mundo de hoy esta hecho para nosotros, ahora es nuestro turno :)